Wawatantas y Caballos constituyen una costumbre arraigada en el Perú para celebrar el «Día de Todos los Santos» cada 1° de noviembre y honrar a todos los vivos.
Al día siguiente, el 2 de noviembre se conmemora el «Día de los Fieles Difuntos», en el que se recuerda a aquellos católicos que han dejado la vida terrenal. Toca honrar a nuestros seres queridos que han partido al encuentro con el Señor.
Los cementerios son muy visitados en esta fecha en la que se celebra el paso de los difuntos por el purgatorio, tras superar totalmente este estado de purificación hasta convertirse en almas santas que gozan de la vida eterna en la presencia de Dios, y se les llevan flores y otros detalles para demostrar que se los tiene presentes, aunque ya no están físicamente.
En Abancay, la tradición dicta que los vivos (no me refiero a los pillos), disfrutemos de las famosas Wawatantas o Tantawawas, el delicioso pan dulce confitado con caramelos y chocolates, para hacernos sentir la dulzura de la vida. A las damas se les ofrece las Wawatantas y los caballos (de pan dulce) a los caballeros.
Antaño, se preparaban en casa con especial cariño para cada miembro de la familia, pero hoy, con la vorágine que constituye la vida moderna, resulta más fácil comprarlos. Pero ¿Dónde?
Pues, no hay nada mejor que adquirir Caballos y Wawatantas para nuestros seres queridos en el Convento de las Carmelitas, donde estos deliciosos productos se preparan con amor y los recursos sirven para seguir brindando más amor. Además, las piadosas monjitas siguen con rigurosidad las añejas recetas de las abuelas, con las exigencias sanitarias modernas, por lo que es realmente un verdadero placer disfrutar de estos manjares. ¡Suavecitos!, ¡Uhmmm! pruébalos, veras ¡Qué son una delicia!
Las monjitas del Convento de las Carmelitas Descalzas de Abancay hace 50 años vienen administrando el Asilo de Ancianos de Abancay que se ha sostenido hasta hoy gracias a su trabajo arduo y silencioso, a la ayuda que brindan las bondadosas niñas de su aspirantado, y gracias también a la caridad del pueblo de Abancay.
Antes, a estos deliciosos panes, se les ponía caretas decoradas con coloridos rostros que se hacían con harina y azúcar impalpable y pintadas con colorantes naturales, eran comestibles. Posteriormente, me imagino por la practicidad y para bajar costos, se comenzaron a hacer en yeso y pintarlas con anilinas. Las autoridades de salud dicen que estas caretas son cancerígenas, y las han prohibido, mejor, hacerles caso.
En este día, en muchas familias y grupos de amigos se festeja con una ceremonia cómica y tradicional, como es el «Bautizo de la wawatanta» donde se nombra a los participantes que usando sus cualidades histriónicas harán de sacerdotes, los padres y padrinos para causar la hilaridad de los presentes.
También se suele degustar el delicioso Lechón , preparado con chanchito tierno condimentado con especies y cocido al horno. Son un potaje para chuparse los dedos. Se sirve acompañado de papas doradas, ensalada y un suave y delicioso tamal.
Como curiosidad, añadiremos que el «Día de Todos los Santos» casi coincide con la celebración pagana del «Samhain» o «Año Nuevo Celta», actualmente conocido como «Halloween» o «Noche de Brujas», que se celebra la noche del 31 de octubre, en realidad, una fiesta para el maligno.
Mejor celebremos el «Día de la Canción Criolla» y desde hoy y mientras se pueda (porque no encontramos wawatantas todo el tiempo), en el calor del hogar disfrutemos las deliciosas wawatantas y caballos del Convento de las Carmelitas.
¡Buen provecho!
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