Cuando ella señaló su antigua casa, se me vinieron los recuerdos a la mente y le dije:
—Mi papá Aurelio Gamarra, fabricante de instrumentos de cuerdas, era vuestro inquilino y yo me quedaba con él, por unos meses, esporádicamente, cada vez que mi mamá viajaba a Lima por motivos de salud.
Yo, a los 15 años de edad, me fui a Lima y regresé solo hace 9 años, después de casi 50 años de ausencia de ésta mi tierra Abancay.
Un cambio substancial increíble sucedió cuando escuche aquello.
¿Cómo olvidarme de esa bella y angelical jovencita Santa Rosina, que arrancaba suspiros?.
¿Cómo olvidarme de tu hermano Lino, siempre bueno?. Si él tenía dos panes en la mano, te invitaba uno, si solo tenía uno lo partía.
¿Cómo olvidarme de su mamita? a quien tanto gustaba la canción escrita por José Alfredo Jiménez, «Serenata Huasteca», interpretada por el rey del falsete, Miguel Aceves Mejía.
Recuerdo a su hermana menor, Coqui.
Ibamos a la capilla del Sr de Illanya a pie, a eso de las 5 de la mañana y regresamos con la cara los brazos picados por los mosquitos.
Lindos recuerdos de los hijos del Sr Palomino, con los que jugábamos a Ampay, Chanca-la-lata, Paca-paca, a las escondidas o Mata-Gente, El mundo era bello, en ese entonces, todavía era ccorito. Hermosos recuerdos del ayer, Tanita.
Leí muy apasionado «ENTRE LA SAYWA Y LA NOCHE» y «DE AMORES Y OTROS CANTARES», donde muestras en tus Trovas, Poemas, Cuentos y Narraciones, ese amor profundo por nuestro Abancay, y ese amor inconfundible a tu familia, a tu hermano ausente, lo mismo a los amigos presentes y a los que ya no están.
Tany Pinto, mi respeto y admiración por todo el aporte que estás dando.
Confieso mi cariño y admiración a dos mujeres Abanquinas, María Rosario Araoz Pinto y Tany Pinto Sotelo.
